Se parece al de la casita de Martínez, pero allá había muchas plantas, que me separaban de la calle y me daban la confianza como para tomar el té con Ale o ponerme a leer mientras llegaban los picaflores buscando las rosas chinas.
Después lo paso a tinta china.
Se parece al de la casita de Martínez, pero allá había muchas plantas, que me separaban de la calle y me daban la confianza como para tomar el té con Ale o ponerme a leer mientras llegaban los picaflores buscando las rosas chinas.
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